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sábado, 18 de junio de 2011

La Audiencia Nacional investiga a Botín, Presidente del Banco Santander

Tierra de nadie



Botín nunca defrauda

La Audiencia va a investigar si es delito que a Emilio Botín y a esa prole suya tan pródiga como la de Proserpina, formada por su hermano, sus cinco hijos y sus cinco sobrinos, se les haya olvidado declarar a Hacienda una parte de sus ahorros, lo cual sería disculpable ya que no se puede estar pendiente de gestionar el mayor banco del mundo, sacar brillo a la fortuna personal y a la herencia del abuelo, asesorar al Gobierno en sus reformas y, además, cumplir con las obligaciones tributarias sin tener un descuido.
Lo que ha dejado perplejos a sus admiradores es que Botín y los suyos no tuvieran el dinero colocado en uno de esos productos tan rentables del Santander, ya sea en el Depósito Kinect, con el que además se hubieran podido llevarse una Xbox, o en un plan de pensiones como el Santander Futuro Conservador, que es de los que preservan el capital en cualquier circunstancia. Es curioso que el Santander quiera ser nuestro banco pero no logre atraer a la familia de su dueño, que para cumplir con la tradición tenía la pasta en el HSBC de Suiza, a salvo de miradas indiscretas en sus famosas cuentas opacas.
Habrá malpensados que relacionen la presencia de los Botín en estas cuentas con la condescendiente actitud inicial de la Agencia Tributaria, que invitó primero a los defraudadores a regularizar su situación con unas declaraciones complementarias y después, ante las criticas por lo que parecía una amnistía fiscal para ricos, se vio obligada a precisar que eso no les eximía de ser sancionados o llevados a los tribunales. Sin el aliciente del perdón de los pecados apenas un puñado de los 1.500 contribuyentes pillados en renuncio se retrataron ante Hacienda, entre ellos los Botín, con la particularidad de que a Jaime Botín, primer accionista individual de Bankinter, la declaración del IRPF de 2009 le salió a devolver.
Si alguien quiso hacer un favor a Don Emilio se lo podía haber ahorrado. Este ciudadano ejemplar cree a pies juntillas en la Justicia y está por nacer aquel que le gane un juicio. ¿Defraudador? Apuesten a que más tarde que temprano su inocencia resplandece.




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