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domingo, 29 de mayo de 2011

Contra el patrimonio cultural de Toledo




¿DESTRUIR UNA NECRÓPOLIS MEDIEVAL PARA LEVANTAR UN CENTRO CULTURAL EN UNA CIUDAD PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD? TOLEDO Y EL CENTRO CULTURAL “QUIXOTE CREA”.


Carlos BARRIO ALDEA, Elena I. SÁNCHEZ PELÁEZ, Santiago RODRÍGUEZ UNTORIA- Arqueólogos


El proyecto, actualmente en ejecución, del Centro Cultural “Quixote Crea”, promovido por la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha y el Excmo. Ayuntamiento de Toledo, se localiza en el denominado barrio de San Lázaro de Toledo, situado extramuros de la ciudad medieval, en la llanura que se extiende al norte de la misma. Durante la primera fase de ejecución de las obras, se realizó inicialmente una amplia excavación arqueológica al detectarse la necrópolis medieval, tal y como se requiere en la legislación vigente sobre patrimonio histórico . En la excavación participaron dos equipos de arqueólogos, que documentaron la presencia de, aproximadamente, 1.400 tumbas, de las cuales se han destruido al menos 194 .
Desde la Dirección General de Patrimonio Cultural de la Consejería de Educación, Ciencia y Cultura, que es la que tiene las competencias en Patrimonio Histórico, se ha reconocido dicha destrucción, pero ni esta Consejería ni el Ayuntamiento de la ciudad han exigido responsabilidades, lo cual ha puesto en entredicho el interés por parte de estas administraciones de hacer cumplir la legislación vigente en materia de protección del patrimonio histórico y arqueológico en nuestra ciudad, que está declarada Ciudad Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.



FIGURA 1- Plano de Situación de las distintas necrópolis mencionadas en el texto.


La Necrópolis Medieval de Toledo
La necrópolis medieval de Toledo se extiende extramuros de la ciudad medieval, hacia el norte y el oeste, entre la Puerta de Bisagra Vieja, el Cerro de la Horca al norte, los Barrios de San Antón y San Lázaro, y teniendo como límite oeste la denominada Vega Baja de Toledo, junto al río Tajo, incluyendo el Circo Romano. Las obras del Centro Cultural “Quixote Crea” se emplazan en una posición central dentro de la llanura que ocuparía la necrópolis medieval de la ciudad.


Inicialmente debemos indicar que en la historiografía de Toledo, se indican diferentes lugares de enterramiento para las distintas confesiones que hubo en la ciudad en la Edad Media: islámico-mudéjar, judíos y cristianos (mozárabes, cristianos de repoblación y conversos o cristianos nuevos). Desconocemos si estos espacios cementeriales se hallaban separados físicamente o si realmente esta vasta extensión de terreno fue compartida por las distintas confesiones, estableciéndose una división o jerarquía interna. 
- Necrópolis Islámica y Mudéjar: El cementerio musulmán (maqbara) aparece documentado ya hacia el año 1010 (DELGADO VALERO, 1999), y en el siglo XVI quedaban aún abundantes vestigios. Se encontraba ubicado al norte de la ciudad, frente a la bab Saqra y se extendía, al parecer desde la antigua basílica de Santa Leocadia, a orillas del Tajo, hasta la ermita de San Eugenio, e incluso quizá más hacia el norte, pues hay indicios de éste en lo que se denominaba Cerro de la Horca, aunque no sabemos si se trataba de un solo cementerio o de varios. El enterramiento musulmán, realizado generalmente en fosa simple excavada en el terreno natural y orientada en el eje SW-NE incluye dentro de su ritual la inhumación en decúbito lateral derecho y la identificación de la tumba mediante una estela o cipo funerario. Los cipos (DELGADO VALERO, 1987), realizados en distintas variedades de piedra, bien están formados por acumulaciones de piedras en la cabecera de la tumba o bien forman columnas, que varían en tamaño y altura, y que pueden presentar inscripciones en caracteres Cúficos, aunque posiblemente su uso se generalice en el periodo Taifa (Siglo XI). Cuando Toledo fue conquistada por los cristianos en 1085, los Mudéjares continuaron recibiendo sepultura a extramuros de la ciudad, si bien desconocemos si continuarían con el rito islámico puro o presentaría variaciones. 

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Necrópolis Judía:
 la localización de la necrópolis judía en Toledo no es concreta, también se localiza a extramuros, en la zona norte, tradicionalmente en el Cerro de la Horca. Sin embargo, en unas escrituras de venta se dice que unas tierras situadas en la Vega Baja lindaban “con la carrera que iba al fonsario de los judíos” (MARTINEZ GIL, 1996). Asimismo, tras el edicto de expulsión de los judíos de 1492 promulgado por los Reyes Católicos, dispuso la reina Isabel que el osario de los judíos, situado en la Vega (por el Pradillo de San Bartolomé, no lejos de Santa Leocadia) se repartiese entre el concejo (la tierra y el suelo) y el cabildo catedralicio (la piedra), lo que supone posiblemente la destrucción de la necrópolis judía situada en esta zona (LEON TELLO, 1993). Esto indica al menos dos zonas de enterramiento para la comunidad judía, que quizá pueda deberse al aumento de población que se da desde 1085 y, sobre todo, desde mediados del siglo XII y durante el siglo XIII con judíos procedentes de Al-Andalus que huyen de la persecución Almohade (CARDAILLAC, 1991: 102-104). 
Es posible también que en los pogroms de 1355 y 1391 en Toledo, los enterramientos judíos sufrieran destrucciones y saqueos. En el caso del Cerro de la Horca, una reciente excavación ha permitido conocer aspectos relativos al patrón de enterramiento de esta comunidad en la ciudad de Toledo. El traslado del cuerpo al cementerio se hace recorriendo una gran distancia desde la judería hasta el Cerro de la Horca (1200 metros). Una vez que llega allí, la comitiva se encuentra con la fosa ya excavada. La localización de esta fosa no suele ser aleatoria y responde a criterios de tipo familiar o económico. Las fosas varían en tamaño aunque por lo general suele ser bastante profundas (con más de metro y medio de media). El proceso de inhumación del cuerpo es similar para todos los enterramientos: Colocación del individuo dentro de un ataúd en el fondo de la fosa. En la mayoría de los casos, cerramiento del ataúd con una estructura abovedada fabricada en ladrillo, denominada lucillo. Colmatación de la fosa con la misma tierra derivada de su excavación previa, limpia de cualquier material. Por último, delimitación superficial de la tumba y, sobre esta, colocación de las lápidas en piedra identificando el nombre y la familia del difunto (aunque no se ha encontrado ninguna de éstas in situ). No se han documentado tumbas con con cámara lateral ni parihuelas asociadas a los individuos. Desde un punto de vista espacial, la necrópolis se encuentra ordenada tanto en filas como estructuras cerradas de carácter familiar. No se ha encontrado ajuar de relevancia salvo una moneda en una de las tumbas, que data el conjunto en el siglo XII (Ruiz Taboada, 2009; 2011- 


FIGURA 4- Interior de un lucillo de la cultura Judía de la necrópolis del Cerro de la Horca (Foto Arturo Ruiz Taboada)

- Necrópolis Cristianas:

 dentro de los espacios de enterramiento asociados al mundo cristiano medieval de Toledo, debemos distinguir entre la comunidad Mozárabe, los cristianos de repoblación y los conversos o cristianos nuevos. 
La comunidad mozárabe de Toledo fue la única confesión religiosa que contravino los preceptos de enterrarse fuera del espacio amurallado de la ciudad ya desde la Alta Edad Media, ya que dispuso intramuros de varios templos durante la dominación musulmana. 
Con la toma de la ciudad por tropas cristianas en 1085 llegan a la ciudad cristianos venidos del norte, principalmente de Burgos, Soria, etc., así como francos y se producirá entre finales del siglo XI y el siglo XII, una repoblación del territorio de Toledo. Los cristianos de repoblación traen consigo sus propios ritos funerarios, entre los que destaca la excavación de tumbas antropomorfas, con cabeceras rectangulares o redondeadas, con orientación en el eje W-E, con cabeza a poniente, y la disposición del cadáver en decúbito supino. En las excavaciones realizadas en el Paseo de la Basílica nº 92 de Toledo (GARCIA SANCHEZ DE PEDRO, 1996) se documentaron tumbas de cuatro tipos: forma antropomorfa, forma rectangular exterior con forma antropomorfa interior, forma rectangular y forma trapezoidal, consideradas tumbas de tipo “Olerdolano”, características desde el siglo VIII en Burgos y llegadas a la zona meridional en los movimientos de Repoblación cristiana (Siglo XI). Asimismo en la excavación arqueológica realizada en el solar de Avda. General Villalba nº 34 de Toledo (RODRIGUEZ UNTORIA, S., 2011) se documentó un conjunto arrasado de tumbas antropomorfas con cuerpo en decúbito supino asociadas a la Ermita de San Antón, fundada en el siglo XII, y de posible origen Repoblador. La cronología que los diferentes estudiosos ofrecen para este tipo de enterramientos oscila considerablemente. Sin embargo, se suele aceptar que las necrópolis de esta clase están asociadas al avance repoblador que se produjo en nuestras tierras entre los siglos XI y XII, y así parece probarlo su frecuente localización junto a despoblados medievales. 

En cuanto a los conversos o cristianos nuevos, sólo tenemos una referencia que señala el cementerio situado en el Pradillo de San Bartolomé como cementerio de conversos, en el que se seguía el ritual judío, por lo que se prohibió a los cristianos viejos enterrarse en el mismo. Aquí debemos incluir asimismo a los Mudéjares Cristianos, aquellos que tras la toma de la ciudad en 1085 se convierten al cristianismo para evitar perder sus posesiones y negocios.
Destrucción de 194 en las obras del Centro Cultural “Quixote Crea”
Durante las obras (actualmente en proceso de ejecución) del Centro Cultural “Quixote Crea” en el P.E.R.I. de San Lázaro, se realizó inicialmente una amplia excavación arqueológica al detectarse la necrópolis medieval. En la excavación participaron dos equipos de arqueólogos, que documentaron la presencia de, al menos, 1.400 tumbas de diversa tipología que van desde los enterramientos simples en fosa, con o sin señalización, a otros complejos en covacha, que pueden albergar entre 1 y 3 individuos. Cronológicamente los más antiguos se sitúan en el ámbito islámico pero éstos han sido afectados por inhumaciones posteriores que indican que la ocupación de la necrópolis se extiende hasta el siglo XV 




Distintas fotos de la necrópolis de San Lázaro

Durante el mes de Agosto de 2010, la empresa pública de Gestión de Infraestructuras (GICAMAN) de la Junta de Comunidades de Castilla – La Mancha encargada de la ejecución del proyecto, solicita varios presupuestos a distintos arqueólogos profesionales para que se continúe la labor de excavación y documentación de la necrópolis, en la que, según el último informe arqueológico, quedan pendientes de excavar al menos 194 tumbas.
El hecho de que no haya un equipo de arqueólogos trabajando en el solar no impide a la constructora continuar su labor, toda vez que en la prensa aparece una noticia el 20 de agosto de 2010 en la que se indica que se ha localizado un proyectil de la Guerra Civil en la obra. De entrada, la Consejería de Educación, Ciencia y Cultura debería haber solicitado la paralización de la obra hasta la nueva incorporación de un equipo encargado de la excavación de las tumbas pendientes y del control arqueológico de la obra, pero dicha Consejería no emite Resolución alguna. Damos por hecho que la destrucción de las 194 tumbas pendientes de excavación se produce en este momento (quizá conviene señalar aquí que la obra tiene Licencia Municipal desde Abril de 2010)

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- Estado del Solar el 10 de Septiembre de 2010. No se observan las fosas pendientes de excavación



http://www.arqueologiamedieval.com/articulos/131/%C2%BFdestruir-una-necropolis-medieval-para-levantar-un-centro-cultural-en-una-ciudad-patrimonio-de-la-humanidad?-toledo-y-el-centro-cultural-quixote-crea



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