La lapicera

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domingo, 18 de septiembre de 2011

Tesoro del carambolo/ Sevilla




Tesoro del Carambolo

El Tesoro de El Carambolo es un conjunto de varias piezas de oro y cerámica que primitivamente se creyeron de origen tartésico. Recientes investigaciones lo consideran el ajuar propio de animales que eran sacrificados en templos de origen fenicio dedicados al diosBaal y la diosa Astarté.1 Fueron encontradas en el cerro de El Carambolo en el municipio de Camas, a tres kilómetros de Sevilla, justo en el límite de la carretera que separan Huelva y Mérida.



Localización

A tres kilómetros de Sevilla, unos pequeños cerros a los que llaman carambolos se elevan casi un centenar de metros sobre las aguas del Guadalquivir. En uno de ellos, en el término municipal de Camas, se encuentra La Real Sociedad de Tiro de Pichón de Sevilla. Esta entidad, que adquirió el terreno en 1940 con la idea de ubicarse físicamente allí, había iniciado unas obras para ampliar sus instalaciones, con motivo de un torneo internacional que tenía previsto celebrarse. La leyenda de que existía un tesoro en el lugar ya venía de antiguo, pero era sólo eso, una leyenda.
Al arquitecto que dirigía las obras no le convencía que unas ventanas que darían a una futura terraza en construcción, pudieran quedar casi al mismo nivel que ésta, por lo que antes de que se colocara el pavimento mandó excavar para que se profundizara unos 15 cm más.

Hallazgo

 .

El 30 de septiembre de 1958, uno de los obreros, Alonso Hinojos del Pino, encontró casi en la superficie un brazalete que luego resultó ser de oro de 24 quilates y de un incalculable valor arqueológico. Al observar que al brazalete le faltaba un adorno, tanto él como el grupo de trabajadores que participaba, siguieron excavando en la búsqueda de la parte restante. Pero la sorpresa fue aún mayor cuando encontraron un recipiente de barro cocido, una especie de lebrillo, conteniendo muchas otras piezas. Aparentemente eran imitaciones de joyas antiguas, de latón o cobre, por lo que no dieron mayor valor a lo encontrado. Tanto es así, que se las repartieron entre los trabajadores que habían intervenido. Uno de ellos, para demostrar que no podían ser de oro, dobló repetidamente una de las piezas hasta llegar a romperla. Debido a aquella absurda prueba, la marca de una perceptible rotura ha dañado para siempre uno de los elementos que tiene forma de piel de toro. La sensatez y el temor de posteriores responsabilidades, aconsejaron a los obreros a entregar las joyas encontradas. La leyenda comenzaba a dejar de serlo para convertirse en realidad.
La directiva del Tiro de Pichón, con buen criterio, buscó la intervención de una de las máximas autoridades en investigaciones tartésicas, el arqueólogo y catedrático don Juan de Mata Carriazo y Arroquia. El profesor Carriazo realizó un minucioso y emocionado examen del tesoro y presentó el correspondiente informe. Una de sus frases resume la importancia de lo hallado de la siguiente forma:
"El tesoro está formado por 21 piezas de oro de 24 quilates, con un peso total de 2.950 gramos. Joyas profusamente decoradas, con un arte fastuoso, a la vez delicado y bárbaro, con muy notable unidad de estilo y un estado de conservación satisfactorio, salvo algunas violencias ocurridas en el momento del hallazgo".
El profesor Carriazo estableció que estas piezas pertenecían, fijando un amplio margen de error, a un período comprendido entre los siglos VIII y III antes de Cristo, agregando:
"- Un tesoro digno de Argantonio", legendario rey de Tartessos.(Esta táctica de aprovechar un nombre de la mitología clásica o grecolatina, viene del descubridor de Troya, Henry Schliemann, que al descubrir unas piezas de oro dijo que eran de la princesa Helena de Troya y que una máscara funeraria era de Agamenón, sin tener prueba alguna de ello)
Mientras algunas opiniones coincidian(arqueólogos románticos,tartesiólogos y nacionalistas andaluces) en que todos estos adornos de oro posiblemente eran portados por una sola persona (tal vez un hombre) en momentos de máxima representatividad u ostentación, la arqueología se decanta por la hipótesis de que se tratan de adornos para algun animal que los fenicios sacrificasen a Astarté, dejando luego la joyería en una fosa o bóthros ritual. Este valiosísimo tesoro que muestra un exquisito trabajo de orfebreríafencia (sendas reproducciones pueden verse en el Museo Arqueológico de la capital hispalense y en el Ayuntamiento de Sevilla) se encuentra celosamente guardado en la caja fuerte de un banco. Diversas técnicas fueron empleadas en su ejecución: fundido a la cera perdida, laminado, troquelado y soldado. Algunos elementos, debido a las concavidades que presentan, tuvieron que llevar incrustaciones de turquesas,  piedras semipreciosas o de origen vítreo.
Una de las joyas más destacadas, que presenta una decoración floral bastante distinta del resto del tesoro, consiste en una cadena doble con cierre decorado, de la que penden siete de los ocho sellos giratorios originales.
Estos sellos, que en su origen podrían haber servido para marcar propiedades, sellar contratos, o acreditar un control administrativo, se clasifican como correspondientes a la época tartésica orientalizante y se cree que podían haber dejado de tener su función original como sellos y haberse convertido posteriormente en mera joya de adorno.
Cuando ejercía como Comisario de la Expo 92 de Sevilla, Don Jesús Aguirre, marido de la Duquesa de Alba y Duque consorte, encargó a un prestigioso joyero de Madrid, conocido suyo, una exacta reproducción en oro del tesoro, para ser expuesta. El temor, por parte de destacados miembros del Ayuntamiento sevillano, de que las piezas originales, cuando se devolvieran, podrían ser sustituidas por una copia, produjo un enfrentamiento verbal con el Duque de Alba que desembocó en el cese de su cargo como Comisario.

Archivo:Tesoro del Carambolo (reproducción Ayuntamiento de Sevilla) 002.jpg
Pectoral
lArchivo:Tesoro del Carambolo (reproducción Ayuntamiento de Sevilla).jpg
Brazalete

Archivo:Tesoro del Carambolo (reproducción Ayuntamiento de Sevilla) 003.jpg
Collar




2 comentarios:

  1. Cuando casualidad e historia se unen, las consecuencias son sorprendentes.

    Gracias por la sucesión de halagos que citaste sobre mi relato de Rosalía: produce mucha ilusión. Y desde luego, estaré encantado de participar en tu lapicera.
    Quedaré pendiente de su publicación.

    Un abrazo,
    Marc V.

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  2. Hola Marc: En cuanto tenga un rato copio tu texto. Gracias a ti por estar siempre pendiente de las publicaciones. ¡Feliz semana!

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