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sábado, 20 de agosto de 2011

Un poema de Lorca para la consideración del Vaticano



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Un poema de Lorca para la consideración del Vaticano
por Ian Gibson -18/8/2011

Federico García Lorca es un indignado que, a través de toda su obra, desde sus escritos juveniles hasta La Casa de Bernarda Alba -terminada dos meses antes de su asesinato- nunca dejó de protestar contra la injusticia y la crueldad. Su hermano decía que de los poetas de su generación, era el más comprometido socialmente. Me parece indudable. En una entrevista lo explicó así: "Yo creo que el ser de Granada me inclina a la comprensión simpática de los perseguidos. Del gitano. del negro, del judío...;  del morisco que todos llevamos dentro".
Retengamos la frase: "La comprensión simpática de los perseguidos". Lorca no era de los que entendían la toma de su ciudad en 1492 por Fernando e Isabel como manifestación de la providencia divina. 
Al contrario se trataba para él de un momento "malísimo" porque supuso, y así lo dijo públicamente en otra ocasión la pérdida de "una civilización admirable, una poesía, una astronomía, una arquitectura y una delicadeza únicas en el mundo".
Y un sufrimiento humano inimaginable.

Para el poeta,
uno de los principales
adversarios a combatir
es la Iglesia, 
con su papa a la cabeza.

Entre las instituciones que más le indignaban figuraba la Iglesia católica, actitud suya compatible con la intensa admiración que le merecían la persona y  la enseñanza de Cristo. Todo ello quedaba ya plasmado en el impresionante caudal de los mencionados primeros escritos, hasta hace algunos años mayormente inéditos y hoy publicados en su integridad (versos, prosa, teatro). En Lorca de hecho, existe una profunda identificación con Jesús: con el Jesús que ama a los pobres, cura a los enfermos y predica paz y caridad. Hasta se puede encontrar un paralelismo en la manera de su muerte.
Para el poeta, uno de los principales adversarios a combatir es la Iglesia, con su papa a la cabeza. Y nunca como en 1929 cuando Pío XI, que ya lleva 7 años como tal, ha llegado con un entente con Mussolini. Lorca, entonces en la metrópoli norteamericana y, como siempre, muy atento a lo que pasa en el mundo, decide levantar su voz de protesta. Y nace la extraordinaria oda-diatriba-imprecación titulada Grito hacia Roma (desde la torre del Chrysler Building) nunca publicada en vida e incluida en el póstumo Poeta en Nueva York (1940).
En el dorso del manuscrito hay dos títulos tachados, Injusticia y Oda de la Injusticia, tal vez previstos en un principio para el poema, y en el cuerpo del mismo tres versos, deshechos, de incitación revolucionaria:

                                 Compañeros de todo el mundo
                          hombres de carne con vicios y con sueños
                            ha llegado la hora de romper las puertas.

No puede por menos que llamar la atención la coincidencia de la llegada a España, precisamente hoy del actual pontífice. Porque después del libro de Manuel Titos Martínez, Verano del 36 en Granada (2005) , lo más seguro es que Lorca cayera acribillado, entre Alfacar y Viznar, en la madrugada sin luna del 18 de agosto de aquel infausto año. O sea, hace exactamente 75 años.

En Lorca existe
una profunda identificación con el Jesús
que ama a los pobres
y predica la paz

Grito hacia Roma, lanzado desde lo alto del edificio más enhiesto del mundo (todavía no se había terminado el Empire State Building), sorprenderá a más de un lector no familiarizado con el Lorca neoyorquino. Y, si bien contiene alguna imagen difícil de descifrar, no deja lugar para serias dudas interpretativas. Queda muy claro lo que quiere decir el poeta.
No añado una palabra más. Que juzguen los lectores que se acerquen por vez primera a este magno documento humano o quienes ahora lo relean. Ah, ¿lo conoce el papa que hoy aterriza en Madrid y para quien no son exactamente personas gratas los gays?. Si no me atrevo a recomendárselo, aunque supongo que Público no figura entre sus lecturas habituales.

Nueva York en 1931 - Wikipedia -




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