LOS MISTERIOS DE MONTSERRAT....Post Jo
Los senderos del Dragón, los caminos de la Serpiente o las líneas Ley son los
distintos nombres con las que son conocidas, desde tiempos prehistóricos
unas misteriosas alineaciones de energía, que se localizan en vórtices
magnéticos en la mayoría de los lugares sagrados del mundo, como
los círculos de piedras o monumentos megalíticos, iglesias,
cementerios. Habrían sido construidas con algún propósito
desconocido por pueblos prehistóricos y modificadas por el tránsito
acuífero de los subsuelos o de las grietas de terrenos que entran en fricción
la Gran Bretaña prehistórica. Los Druidas creían que esta energía se deslizaba
como una serpiente a través del suelo como las corrientes telúricas.
La religión druídica creía que estas líneas telúricas son vías espirituales
que recubren todo el planeta. Creían también que estas energías nacían del
tránsito acuífero de los subsuelos o de las grietas de terrenos que entran en
fricción, al igual que de los magmas subterráneos del planeta. Así pues,
en la creencia druida; estas energías serían la manifestación misma de la vida
sobre la tierra y el origen de su fertilidad. Algunos de sus lugares sagrados son
Glastonbury o la catedral de Chartres, erigida sobre un antiguo bosque sagrado
de los celtas galos. Una zona de vórtice energético en España puede encontrarse
en la montaña de Montserrat, cerca de Barcelona. También se afirma que el camino
de Santiago transcurre por una línea Ley.
Y en este artículo nos vamos a centrar en la Montaña de Montserrat:
“Montserrat, Catedral de la naturaleza; Fuerza del Grial entretejida
en la materia del mundo; yérguete audaz y desafiante hacia el cielo;
como el ciprés en la plaza”. En el corazón de la provincia de Barcelona,
y en medio de un paisaje de montañas de perfiles suaves y gastados,
se alzan las audaces e imponentes formas del macizo de Montserrat.
El interior de Montserrat permanece hueco y guarda dentro de sí todo
un mundo interior que le conecta con otras dimensiones y otros mundos
fantásticos. Es por esto que las formaciones de Montserrat son fantásticas,
mágicas y desafiantes, como de otro universo. Las rocas de Montserrat
son aglomerados endurecidos de cantos rodados, que parecen ser restos
de una remota inundación planetaria, guijarros, barro y materiales
sedimentarios. Existen en la formación de la roca de la montaña varios
estratos claramente diferenciados entre sí por el diferente color de la piedra
(más rojiza, más gris…) y por el grado de desgaste manifiesto. Se distinguen
en la formación o creación de la montaña varios tramos, siendo generalmente
los más gastados los que se hallan en las partes menos elevadas, mientras que
los aglomerados más jóvenes y menos gastados son los que se hallan en las
partes más elevadas e imponentes.
Montserrat está situada sobre la ribera derecha del río Llobregat,
que es el río barcelonés por excelencia. Nace en la Sierra del Cadí,
a más de 2000 metros de altitud y desemboca junto a la ciudad de
Barcelona formando un amplio delta. A la altura de Montserrat el
cauce del Llobregat se halla a una altitud de poco más de 100 metros
sobre el nivel del mar. El pico más alto de Montserrat es San
Jerónimo (Sant Jeroni), con 1224 metros. En la montaña destacan
por su audacia las formaciones de la vertiente norte y oeste.
Al extremo oeste, hallamos las “Agullas”, donde se acumulan
incontables agujas de roca vertical en graciosa formación.
Si desde las Agullas avanzamos hacia el este por el norte, encontramos
La Cadireta en la región de los Frares. La Cadireta está situada en el
extremo norte de la montaña, y la curva de la carretera que la bordea
tiene una explanada que es un lugar ideal para la observación del cielo
nocturno. La Cadireta tiene una forma muy curiosa y enigmática.
De hecho, es una pequeña prolongación de 200 metros de la montaña
hacia el norte. Un agujero triangular por el que pasan los últimos rayos
del día, la atraviesa en la parte media, dándole el nombre de la Foradada
. Y en la punta norte vemos una formación que es la imagen de la cabeza
de un dragón legendario, mirando al norte, tal vez a la estrella polar.
Más abajo, siguiendo por la Cadena de Les Pujades, hay una roca como un altar.
Toda la vertiente norte de Montserrat está formada por altísimas paredes
y agujas de piedra que se elevan sobre las tierras bajas. Destacamos entre
estas agujas el Cavall Bernat, que se eleva 1100 metros sobre el nivel del
mar y que se halla sobre el pueblo de Monistrol, que está a 150 metros sobre
el nivel del mar, junto al cauce del Llobregat. El Cavall Bernat es una altísima
aguja de piedra, la más vertical, audaz y estilizada de toda Montserrat.
La palabra Cavall (caballo), no es más que un recurso puritano para esconder
el verdadero sentido de la verticalidad de toda esta catedral de piedra que es
Montserrat. Un poco más allá, en el este de la montaña, encontramos el
monasterio benedictino de Montserrat, situado a 721 metros sobre el nivel
del mar. En la actualidad este monasterio es un centro turístico de primer orden.
En la primera curva de la carretera en dirección hacia Can Masana, subiendo
hacia la montaña, puede tomarse un caminito que nos lleva al pintoresco camino
de “Els Degotalls” o “Las Goteras”. Este camino está repleto de mosaicos de
diferentes vírgenes regionales de toda Cataluña. Tras veinte minutos de paseo
se llega al recinto del monasterio.
El monasterio benedictino de Monserrat fue fundado en 1027 por el abad
Oliva y está situado en la ladera meridional – este de la montaña.
De la primitiva iglesia de estilo románico se conserva sólo el portal.
En 1537 fue ampliada y restaurada dentro del estilo gótico. La actual iglesia
data de la segunda mitad del siglo XVI y consta de una sola nave con doce
capillas laterales. Las dependencias más antiguas del monasterio son del
siglo XVIII ya que en 1811 el monasterio fue destruido por los franceses.
Se dice que las tropas de Napoleón destruyeron el monasterio buscando
el Santo Grial pero que no lo consiguieron encontrar. La imagen de
Nuestra Señora se halla en el interior de la basílica y presidiéndola dentro
de un camarín de estilo neorrománico construido en 1878 por Francisco
de P. del Villar y decorado con vidrieras policromas y mármoles. Tallada
en madera de álamo blanco, la imagen de Nuestra Señora data del siglo IX.
De visita por todo el recinto de la basílica y el monasterio nos encontramos
con turistas de toda Europa, principalmente franceses, alemanes, italianos,
así como de países eslavos e hispanoamericanos.
Al fondo de la explanada donde se halla el monasterio hay una placita con
dos ejemplares de tejo, árbol mágico desde la antigüedad. Todo este árbol
es venenoso (y alucinógeno) excepto su fruto. En toda la montaña de
Montserrat nos encontraremos con diversos ejemplares de tejo, algunos
de los cuales, los situados en lugares más inaccesibles, son de edad y
tamaño considerable. Debido a la calidad de su madera, la mano del
hombre ha hecho desaparecer este árbol de las montañas de la región,
pero en Montserrat ha sobrevivido gracias a la dificultad de acceso y de
desplazamiento por el terreno. En esta mágica montaña lo encontraremos
casi siempre en los espacios que quedan entre las formaciones verticales
de piedra, como guardianes de los angostos pasos hacia las zonas más
elevadas. Los árboles y el resto de la naturaleza siempre ocuparon un lugar
muy especial dentro de la mitología celta, y es que a cada uno de estos se les
atribuía poderes especiales que los conectaban con el mundo del hombre
para una convivencia en beneficio de ambos, para subsistir como en una
especie de simbiosis. Se sabe, por ejemplo, que el calendario celta estaba
conformado por un grupo de árboles, entre los que se tenía también al tejo,
que era uno de los elementos sagrados sobre el que descansaba parte esencial
de la doctrina de los druidas y de toda la sociedad celta.
Ello podría indicar una remota relación de Montserrat con el culto celta.
El tejo tenía asignado un mes dedicado al él específicamente, y es en
donde se ubicaba el Samhain o Fiesta de los Muertos. Y lejos de ser
un árbol temido por este significado, lo cierto es que es uno de los
más importantes de los celtas, porque se hallaba directamente
relacionado con el paso de las almas hacia el otro mundo luego
de la muerte. Muchas costumbres populares nacieron desde entonces
y han llegado intactas incluso hasta nuestros días, sobre todo en lo
que se refiere a la relevancia del tejo en las almas de quienes han
pasado a otra vida. En muchas partes de Gran Bretaña e Irlanda
podemos ver un árbol de tejo sembrado en cada cementerio.
Y muchos llegan a creer que sus raíces se dirigen especialmente a la
boca de cada uno de los difuntos enterrados en el camposanto, para
sacarles los secretos que se guardaron en vida, que recorren todo el tejo
hasta ser enviados al viento a través de sus hojas.
Los antiguos pueblos de la cultura celta también lo usaron como veneno
para suicidarse durante las guerras cantabro-astures, antes que convertirse
en esclavos romanos. Lo obtenían al convertir las semillas del tejo en una
sustancia para beber. Se sabe que el árbol del tejo era utilizado como un s
itio de reunión, cada vez que se convocaba, tocando la campana de la iglesia,
o para realizar fiestas y bailes de la región, costumbre que ha llegado
hasta nuestros tiempos.
http://elladooscurodelahistoria.blogspot.com.ar/2012/11/los-misterios-de-montserratpost-jo.html
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